Nuestra filosofía del Bhakti Yoga nos enseña que la meta última de la vida es desarrollar o despertar nuestro amor puro o el verdadero amor del alma.
Como seres espirituales que somos siempre estamos buscando ser felices, pero la verdadera felicidad está dentro de nosotros. Lo estamos buscando siempre afuera en la forma de aprobación de los demás, en logros materiales, en una reputación en el mundo, o en poseer cosas materiales. Pero todo esto es temporal y se terminara en algún momento. Lo que no se termina somos nosotros mismos, ya que somos seres: Sat – Eternos. Cit – Conscientes y Ananda – Dichosos. Y nuestra intención y propósito debería ser el abrirnos para una conexión con lo divino, con lo sagrado. Con la Conciencia Suprema, sobre todo desde la apertura del amor y el servicio.
Entonces nuestro viaje y atención debe ser dirigido hacia las cosas que realmente son verdaderamente valiosas en la vida. Y ahí es donde empieza nuestro camino en el Yoga. Por eso debemos buscar la compañía de personas que están en el camino de crear conciencia, de buscar desarrollar nuevos hábitos que nos ayuden a superarnos y poder salir de este enredo material que crea condicionamiento en la mente, los sentidos y el alma.
El yoga nos invita a superarnos, a liberarnos, a purificar nuestra mente y corazón, y a encontrar la dicha en la práctica. Para ellos tenemos que practicar Sadhana Yoga o la práctica diaria de Asanas, el aprender a respirar, a observarnos a través de la introspección, a enfocarnos, a meditar y a servir. Pero esto no ocurre de un día para el otro, por eso debemos desarrollar paciencia con nosotros mismos y con los demás.
En el Yoga Sutra de Patanjali se dice Abhyasa y Vairagya, que significa: la práctica continua del Yoga. Que no debemos dejar de practicar ya que nuestro karma se está disminuyendo y eliminando en la medida que practicamos. Y Vairagya quiere decir que debemos practicar el desapego a las cosas que no nos ayudan en la práctica y que son un obstáculo para nuestro crecimiento espiritual.
Las enseñanzas del Bhakti Yoga nos dicen que debemos aceptar todo aquello que es favorable para nuestro servicio y desarrollo espiritual y dejar a un lado todo lo que nos distraiga del propósito último de la meta en la vida.
Para ello necesitamos Satya: el ser honestos con nosotros mismos para reconocer nuestras limitaciones y deficiencias y no vivir en el autoengaño o la pretensión de ser alguien que realmente no somos.
Debemos aprender a aceptarnos y a reconocer la belleza que hay en nosotros, en nuestra alma, Ver que somos seres únicos, originales y que nadie puede ser como hemos sido creados. Ese es nuestro regalo divino, nuestra individualidad para relacionarnos individual y libremente con el Ser Supremo, con su creación y con las almas que encontramos en nuestro camino.
La intención es muy importante en la vida y en la práctica del Yoga. Esta nos define quiénes somos y hacia dónde queremos ir o qué queremos hacer con nuestra vida.
La intención está conectada con el deseo del corazón, en términos de lo que aspiramos en la vida. Desde la perspectiva Védica el alma llega a este mundo por su propio deseo, el deseo de ser feliz y vive muchas experiencias y vidas buscando alcanzar una felicidad permanente, pero debido a la impermanencia de las cosas, la felicidad también se vuelve impermanente. Para eso debemos asegurar que nuestras acciones e intenciones no nos creen más enredo material, o karma, y más bien actuar buscando liberarnos de este samsara o enredo material, libre del apego o el rechazo y haciendo de nuestro trabajo una ofrenda de amor en servicio con devoción.
Entonces el yogui busca conectar sus deseos en una forma que realmente esté conectado y alineado con el plano de la Conciencia Superior, que sus acciones no causen sufrimientos a otras entidades vivientes y que le ayude a alcanzar la meta última de la vida, que es el de desarrollar y despertar su amor puro en unión con lo divino.
Mas si tenemos otros deseos que experimentar todavía; está bien, tenemos el libre albedrío para explorar, experimentar, aprender lecciones, buscar ser feliz en este mundo pero también sufrir, ya que uno va acompañado de lo otro.
La divinidad nos ha dado esa libertad para amar libremente si queremos, para dedicarnos al plano del servicio amoroso o para experimentar este mundo material hasta que lo realicemos, nos cansemos y queramos algo diferente, algo más elevado, y ahí es donde empieza el viaje del Yogui en el camino del amor.
Nosotros creemos que todas las personas tienen el potencial y la capacidad de crear una vida más consciente y satisfactoria, en unión y armonía con la naturaleza y lo divino, ya que todos somos seres de luz, eternos, conscientes y bienaventurados. Pero tal vez en nuestra presente condición estamos condicionados por las limitaciones de la mente, el ego falso o los hábitos creados ya sea por la influencia de la cultura, la sociedad o la familia.
Por eso es muy importante la educación espiritual, la educación del Ser, el conocimiento de que somos algo más que el cuerpo, la mente o las emociones. Hacer la distinción y no dejarnos llevar o influenciar por estos factores descritos que limitan la libre expresión y desarrollo del Ser. Por eso es muy beneficioso el Yoga y los retiros espirituales ya que te ayudan a crear el espacio sagrado que necesitamos para encontrarnos y conectarnos a través de la interiorizacion y la meditación.
Nuestra mente y pensamientos van creando y atrayendo diversas realidades.
La situación es que mayormente estamos pensando en cosas ya programadas o patrones de pensamientos ya creados o recibidos por nuestra sociedad o la familia. Lo que en sánscrito llamamos Vritis o impresiones recibidas en el pasado y que automáticamente éstas impresiones se proyectan en el presente haciéndonos ver y creer una realidad que esta teñida por estas impresiones guardadas en el subconsciente.
Por eso decimos que el Yoga es para estar presente, ya que en la mayoría de los casos somos conscientes en un 20% y en el 80% actuamos inconscientemente o automáticamente.
A mejor conexión, mayor percepción.
Desde la perspectiva yóguica nuestra visión esta conectada con el sexto chakra o ajña chakra y lo que nosotros vemos va a depender mucho de nuestros estados de ánimos y emociones creadas por las experiencias emocionales pasadas.
Por eso buscamos conectarnos internamente a través de la meditación y el yoga con el plano de la Conciencia Superior para poder tener una visión o panorama más amplia de las situaciones y circunstancias en la vida.
La enseñanza yóguica nos dice que debemos ver más allá de la apariencia externa ya que hay mucha ilusión y falsedad en el mundo. Ver la Conciencia, la Divinidad en las cosas.
En el Bhagavat Gita, Krishna le enseña a Arjuna: “Aquel que me ve a mí en todas partes y todo lo ve en relación conmigo. Yo nunca estoy perdido para Él, ni Él nunca está perdido para Mi”.
Por eso el Yoga nos invita a profundizar en la vida, a no quedarnos parados en el pasado o soñando con el futuro, más bien, a vivir o actuar en el presente con conocimiento, con conciencia, tomando acción y conciencia de lo que queremos ser y hacer, rediseñándonos hacia una mejor versión de nosotros mismos.